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Voluntad
Por Alejandro Druetta
En 1991, presenté mi renuncia a la Asociación, telegrama mediante, creo que fué uno de los Errores (con mayúsculas, de mi vida). Pasaron diferentes Comisiones Directivas hasta que asumió esta última, fue entonces que decidí retornar a la Asociación.
Lo conocí a Jorge Frías en el Puerto de Comodoro Rivadavia, luego de alguna
charla e intercambio de opiniones, zarpé con un barco a zona de pesca.
Unos meses después, lo ví por segunda vez en San Antonio Este, en momentos de
estar yo haciendo relevo en la empresa Grinfin, y de llegar a puerto con el
Polarborg II, el resto de los barcos estaban amarrados por haberse iniciado un
cese de actividades, motivado por no ser atendidos los requerimientos de la
Asociación de sentarse en una mesa de negociaciones a pactar un convenio
salarial (entre otras cosas).
Verdaderamente me sentí, en principio, fuera de contexto (si cabe el término),
dado que estaba solo haciendo un relevo, y además la contrapartida era el hecho
de no dejar un barco vacío.
En principio comencé a participar de las tratativas en una actitud expectante,
pero realmente diferentes conversaciones con el resto de los colegas me fue
haciendo compenetrar en la voluntad que ellos ponían, tal sea el caso de
Marito Dumrauff, que estando en uso de francos vino a colaborar,
el de Diego Bustamante, pronto a salir por primera vez como titular en el
Mariana Rojamar. Raimundo Juarez, también relevante en la empresa, y por otro
lado la presencia de los miembros de la Comisión Directiva, desde Arturo,
pasando por Frías, Pablito Allary, el Dr.Carmona.
Me dí entonces cuenta de que iba a participar de un hecho tal vez sin
precedentes en la historia de la Asociación, “una medida, a mil y tantos
kilómetros de Mar del Plata”, con la presencia del asesor letrado y parte de la
Comisión Directiva.
Creo que sería injusto si me olvidara de Quique Rolón, quien hace bastantes
años salía para el sur a atender algún problema gremial, poniendo su
auto y algún dinero de su peculio además, estando Roberto como Secretario
General.
Luego de las primeras tratativas, las negociaciones quedaron truncas, tras
esto, se desembarcó a toda la tipulación de todos los buques y se nos invitó
a hacer lo propio, cosa a la cual nos negamos, ya que estábamos en nuestro
puesto de trabajo, a espera de desiciones por parte de la empresa.
Y además de guardia de seguridad, curiosamente se determinó que el Puerto era
“seguro” y no había ningún tipo de razón para que estuvieramos de
guardia de seguridad, de modo que tuvimos una nueva invitación a
desembarcarnos, y la respuesta fue una segunda negativa.
Se nos informó que vendría la Autoridad Marítima a hacer desalojar los
barcos, por la noche, a lo que ante la agresión nos defendimos, mientras Jorge
Frías hablaba un miércoles a las 23 hs., con el Juzgado Federal de
Viedma, obviamente seguimos a bordo.(De ahí la importancia de la presencia de un
dirigente en el lugar).
Nos retiraron el servicio de cocina, y dado eso, tuve que desarrollar mis
mejores aptitudes culinarias,
pero se vislumbraba lo que se convertiría ni más ni menos en un Reality Show,
al mejor estilo televisivo,
y durante su transcurso tuvimos que apelar a apoyarnos unos a otros, cuando de
alguna manera el ánimo flaqueaba.
Además de la presencia de Jorge y Pablo, recibíamos el apoyo diario por la
frecuencia nocturna, de muchos colegas de la flota, los cuales se interesaban
por el desarrollo de los hechos. Además de acercarnos una opinión alentadora.
No dejo de recordar las palabras de Raimundo Juarez, en una de esas noches de
plática que se extendían hasta la madrugada, las cuales me llevaron al pleno
convencimiento de que estábamos compenetrados y además convencidos, estas
fueron: “Esto no es sólo por nosotros, sino que dejaremos algo para
aquellos que vengan atrás”.
Ya estábamos prácticamente concientizándonos de que pasaríamos las fiestas
en esta situación, pues promediaba diciembre cuando comenzaron tratativas que
se hicieron cada vez más firmes para llegar a buen término y destrabar la
situación(creo que se notaba nuesta férrea decisión y voluntad).
Nunca se dejó de consultarnos ante cualquier propuesta, y eso llevó a que los
tiempos se extendieran un poco más, hasta que se llegó a la firma del convenio.
Con mucha alegría llegamos a buen término, y con la misma alegría entendimos que todo ese tiempo transcurrido nos hizo comprender que la voluntad,
la unión, el convencimiento, el deponer apetencias personales, el
apoyo incondicional de la dirigencia y el tratar de superar situaciones
adversas, no hizo llegar a buen puerto.
Hace bastante tiempo que no veo a muchos de los que allí estuvimos, a veces
hablo por radio con alguno de ellos, pero desde ésta página les hago llegar a
todos mis saludos y me permito recordar nuevamente esas palabras de
Raimundo “Esto no es sólo por nosotros, sino que dejaremos algo para
aquellos que vengan atrás”.
Y también me permito, desde esta página, recordar a dos colegas siempre
presentes en el recuerdo de quienes los conocimos, Guillermo Zavagno y Horacio
Toledo.
Gracias.
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